Blogia
Los ratillos del güende

¿Creer o no creer? (I)

¿Creer o no creer? (I) A diario uno se enfrenta a afirmaciones de todo tipo, a menudo en campos en los que uno es un completo ignorante. Siempre resulta interesante plantearse la validez dichas afirmaciones, aunque estas provengan de fuentes presentadas como expertas en la materia (de mayor me gustaría saber en qué facultad se concede el título de experto, quizá algún día saque voluntad para escribir sobre estos "expertos"). Por Internet, buscando en distintas páginas escépticas, uno puede encontrar una amplia cantidad de criterios para analizar distintas afirmaciones.

Estos criterios no sólo son útiles para afrontar fenómenos paranormales, también lo pueden ser para nuestra vida diaria: en el análisis de la información de los distintos medios de información o las estrategias de venta de El Corte Inglés, por poner un ejemplo.

Pasemos a ver algunas de estas reglas:

a) Existencia real del fenómeno.

¿Es posible probar científicamente la existencia del fenómeno que se nos plantea? Podríamos hacer una cita pseudoerudita y afirmar con Hume: Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.

A modo de ejemplo y, dentro del mundo parnormal patrio, haremos referencia a los/las (aplíquese el artículo preferido) caras de Bélmez. Actualmente se vuelve a hablar mucho sobre esta cuestión, aunque a mí todavía no queda claro de qué se está hablando, así cuando hablamos de Bélmez, ¿de qué estamos hablando? Vamos a dejarlo claro, porque si no esto es un lío auténtico. ¿Qué “fenómeno” se pretende mostrar?

1. ¿Unas manchas que aparecen en una casita de un pueblo de Sierra Mágina en las que ocasionalmente se “reconocen” figuras humanas?
2. ¿Caras humanas que aparecen en la cocina de una casita de un pueblo de Sierra Mágina?

¿Verdad que no es lo mismo el planteamiento 1 que el 2? Pues vamos a dejarlo claro, si es 1 no tengo ningún problema para asumirlo, entenderlo y usarlo como punto de partida, sobre todo porque no implican ningún misterio lo misterioso sería no descubrir forma alguna antropomórfica.

El caso 2 requeriría la aplicación del criterio a) de este trabajo y para ser aceptable como fenómeno real debería ocurrir que en dicha cocina las únicas caras presentes fuesen humanas (ya discutiremos más abajo esta cuestión), ya que en otro caso podría ocurrir que la forma antropomórfica fuese un efecto estadístico más que otro fenómeno. Poca discusión presentaría en este punto si apareciesen aisladamente o, sobre todo, si en esa cocina lo único que destacase en el suelo fuesen caras.

Una vez aclarado esto lo mismo no habría que seguir hablando, no porque no haya argumentos para abordar el tema desde otro ángulo sino porque no habría nada de lo que hablar.

En definitiva, si no está demostrado que de lo que hablamos existe: ¿para qué seguir perdiendo el tiempo? Es absurdo con la cantidad de cosas interesantes a las que podemos dedicarnos, salvo que queramos hacer ciencia ficción, en este caso aclarémoslo y no hagamos perderlo a quien no le interese.

b) ¿Es evaluable?.

Este aspecto hace referencia a la condición de que el fenómeno que se nos presenta puede ser sometido a prueba, es más habría que indicar si en la actualidad está siendo sometido a pruebas, cuáles son estas, cuáles han sido las que se han realizado, qué métodos se han empleado, qué controles se han impuesto, cuáles son los resultados, … la sólo “observación” visual de un fenómeno no garantiza nada

En cuanto a los resultados obtenidos, habría que comprobar si se pueden reproducir, habría que intentarlo a fin de comprobar si estadísticamente son consistentes con un fenómeno real, o ha sido simplemente una casualidad que no hemos controlado adecuadamente.

Por último, ¿se puede acceder al contenido completo del estudio realizado? Normalmente resulta sospechoso un estudio cuyo contenido es más un extracto que un informe completo.

Por seguir con el ejemplo de Bélmez y una “investigación” que actualmente se está llevando a cabo por parte de un grupo llamado SEIP. ¿Podemos analizar en qué consiste la evaluación que se está llevando a cabo del fenómeno? Veamos:

En los siguientes enlaces: SEIP 1 y SEIP 2 podemos encontrar la citada “investigación”.

¿Qué “estudia” el SEIP? ¿Cúal es el diseño de su “investigación”? Según aparece en estos enlaces, concretamente en el “convenio” firmado con el Ayuntamiento, sólo se habla de hacer fotos, supongo que para compararlas con otras posteriores: ¿para qué? ¿qué se espera encontrar? ¿qué hechos confirmarían su hipótesis? ¿qué hechos la desmentirían? (¡anda!, si no han hecho ninguna) ¿qué controles impondrán?... Todo por una razón muy sencilla, es de suponer que su investigación consista en algo más que un pasatiempo típico de periódico: busquen las diferencias entre estas dos fotos, normalmente estos pasatiempos no tienen más implicación.

Veamos unos pasos que seguirían a un diseño de este estilo, no sé si intencionada o ignorantemente, mal establecido. Supongamos que aparecen diferencias en fotos posteriores, supongamos que éstas tienen carácter antropomórfico (discutible), ¿qué haremos?; ¿intentaremos justificar su aparición a posteriori?; si no hemos controlado adecuadamente la formación ¿podremos elaborar una hipótesis completa sobre la formación?; si con la información de la que disponemos no podemos explicar estas “apariciones” ¿asignaremos un origen paranormal?. Bien, la ventaja es que así llegaremos a una conclusión interesada a la parte, no en vano SEIP viene de Sociedad Española de Investigaciones Paranormales, ya tenemos trabajo, libros, publicaciones, programas de radio,…

Continuando con la crítica de la “investigación”, difícilmente se podrá hacer un diseño experimental si no se aclara qué se espera estudiar, con lo que volvemos al apartado a). Lógicamente dicho diseño aclarará cuál es el objetivo de la “investigación”.

Básicamente da la sensación de que lo que se pretende es hacer un registro de, entre todas la “manchas”, cuáles son de carácter antropomórfico, este registro carece de valor si no se acompaña de un registro del resto ya que es necesario hacer un seguimiento estadístico.

Otro problema del diseño de la experiencia y que ya hemos apuntado en un par de ocasiones: ¿qué se considera forma antropomórfica? No sirve el criterio: “ahí se puede apreciar”, “yo si lo veo, hay que fijarse”,… Habrá que definir claramente este concepto puesto que el resultado de una investigación no puede quedar al arbitrio del investigador, sobre todo si este puede estar interesado en obtener un tipo de resultado. Y si acabamos con situaciones como que sin comerlo ni beberlo acabemos con libros como Tumbas sin nombre, en el que directamente le buscan una vida, un pasado y una explicación a unas caras; eso sí, como se dice en la reseña del libro: “En un experimento pionero coordinado por José Manuel G.Bautista y Rafael Cabello, utilizando avanzados programas informáticos policiales y con el asesoramiento de Salvador Ortega Mallén, fundador de la Policía Científica Española, se han obtenido pruebas sorprendentes.”

A ver si algún día tengo tiempo y hago un “experimento pionero” (bueno, ya sería el segundo) y aplico avanzados programas informáticos policiales a unas pelusillas que sospechosamente aparecen debajo de mi cama y que yo juraría que me miran, …

Espero no molestar a nadie con este último comentario jocoso, pero no entiendo por qué mi afirmación puede causar risa y otras deben tomarse muy en serio. El próximo día comenzaré precisamente con un criterio que sirva precisamente para tratar estas afirmaciones.

0 comentarios