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Los ratillos del güende

Los "milagros" del agua

Los "milagros" del agua Este estudio sobre el agua, ha sido publicado por El Escéptico Digital en su número 17. Lo pongo aquí para que aquellos amiguetes que me leen de vez en cuando y comenten el error de no estar suscritos a esa lista de correo puedan ponerme a caer de un burro una vez más ;-)

Si algo caracteriza al agua es que es uno de los compuestos más abundantes en nuestro planeta; su presencia es, incluso, considerada como uno de los criterios para la búsqueda de vida en otros lugares del universo; forma parte de la mayoría de los alimentos que ingerimos; y, por supuesto, es uno de los compuestos más conocidos y estudiados por la física y la química, dada su utilidad y sempiterna presencia. Como sustancia, el agua es maravillosa, sus propiedades lo son, y todo ello sin tener que recurrir a ninguna transformación que la haga "magnética", "con memoria", "santa", "milagrosa" o incluso ¿"dialítica"?.

En la naturaleza no es habitual encontrarse con agua pura, normalmente se encuentra mezclada con una serie de sustancias que se disuelven en ella con relativa facilidad gracias a que las moléculas de agua, a pesar de ser eléctricamente neutras, no tienen repartida su carga homogéneamente y actúan como un dipolo eléctrico (algo así como un imán pero en lugar de magnetismo hablaríamos de carga eléctrica, un extremo tendría carga positiva y el otro negativa). Esta atracción hace que las moléculas de agua permanezcan unidas al aumentar la temperatura de manera más acusada que otras moléculas de estructura semejante, y que tenga un rango de estado líquido coincidente con el rango de temperaturas en que se da la vida en la tierra (¿no es esto en sí una auténtica maravilla? o ¿es algo más que una casualidad?), ya que se produce la atracción entre los extremos positivos de unas moléculas y los negativos de otras, a ésto se le llama enlace por puentes de hidrógeno.

De las características de este enlace se deducen algunas características del agua auténticamente curiosas y que hacen de esta por sí misma un auténtico producto milagro.

1) No hay en la naturaleza agua pura (salvo quizá el agua de lluvia, en este punto habría que poner todas las comillas posibles). Así, la denominada agua dulce sí que contiene sales disueltas distintas según la procedencia, sólo que en menor proporción que el agua salada, hecho que explica los distintos sabores que podemos encontrar en las distintas aguas que probamos. La "facilidad" del agua para disolver las sales se explica gracias a esa estructura dipolar de la molécula que es capaz de separar en las sales los iones positivos y negativos que las forman.

2) La propia estructura de la molécula tiene consecuencias maravillosas, y que la distinguen del resto de sustancias, como que al hacerse sólida el empaquetamiento de las mismas deja "huecos", esto provoca que aumente su volumen, como consecuencia el hielo es menos denso que el agua y flota sobre ella. Gracias a esto los seres que viven en el agua pueden sobrevivir a un crudo invierno ya que en siempre el agua comenzará a congelarse desde la superficie lo que unido a que el hielo conduce mal el calor (los esquimales viven en iglús) protegerá el fondo de la congelación.

3) Debido a que se necesita bastante calor (tiene un calor específico inusualmente elevado, lo que significa que para elevar un grado su temperatura es necesario más calor que para hacerlo con otra sustancia) para cambiar la temperatura del agua hace de ella un mecanismo idóneo para el mantenimiento de la temperatura en los seres vivos y no sólo eso, sino que su abundancia en el planeta hace de los océanos un estupendo almacén de "calor" para moderar las temperaturas y por tanto los climas.

4) El agua se puede comprimir y eso hace que el nivel de los mares esté por debajo de lo que lo estaría si fuese incompresible: o sea, que salimos ganando también algunos lugares de vacaciones.

Estas propiedades digamos que son de lo más elemental y, a mi juicio, deberían formar parte del bagaje cultural de cualquier persona que se considere medianamente culta (aunque eso es otro debate que sería interesante plantear en otra ocasión). No son estas las únicas propiedades del agua habría más propiedades podríamos comentar, aunque las mencionadas me resultan suficientemente esclarecedoras sobre el papel del agua en nuestras vidas, no sólo como componente de los seres vivos sino como las "ventajas" indudables de dicha utilización como componente gracias a sus propiedades físicas y químicas.

También me parece justo expresar que estas propiedades no tienen nada oculto y que están perfectamente justificadas por la "ciencia oficial", vamos que encajan perfectamente en las teorías físicas y químicas actuales, y no hay que acudir a ninguna fuerza oculta o misteriosa para explicarlas, salvo que uno sea un ignorante en estas cuestiones y quiera alardear de dicha ignorancia.

Podemos leer informaciones continuamente sobre el agua, y lógicamente será difícil estar al día de las mismas, en todo caso habrá que pedir que cualquier información que se dé sobre estas propiedades que esté suficientemente contrastada. Por ejemplo, decir que el agua tiene "memoria" (como hacen los homeópatas) no es enunciar una característica del agua: es una afirmación interesada para justificar sus "teorías". Para considerar aceptable dicho planteamiento habría que demostrar si existe esa tal memoria, si se demostrase ésto, habría que conocer perfectamente en qué consiste y si existe una relación causal con las presuntas curas (por supuesto explicando el mecanismo que las produce). Lo demás ni es ciencia ni, por supuesto, está demostrado. Si, además, y como vía alternativa y más rápida, se observa que los productos homeopatas responden a las experiencias tal y como lo haría un placebo: ¿de qué estamos hablando? ¿no están ya desacreditadas sus argumentaciones aún en el hipotético caso de la existencia de una cierta "memoria" en el agua?

Por esta razón cuando en el mercado nos encontramos con métodos que nos ofrecen agua con propiedades curativas habremos de ser muy cuidadosos con qué nos estan vendiendo, no ya por nuestra salud ya que el agua es básicamente inocua y, salvo que disolvamos en ella sustancias tóxicas (por si acaso habrá que estar pendientes, y ante la duda no disolver nada suficientemente contrastado) sigue siéndolo con las "alteraciones" que se le producen, sino por nuestra economía que puede llegar a verse resentida sin que nuestra "barata" agua inicial haya cambiado lo más mínimo. En cuanto a la inocuidad del agua, fíjense como normalmente los vendedores de milagros recomiendan usar sus productos como complemento de la que ellos llaman "medicina oficial", si no lo hiciesen serían simplemente unos desaprensivos y unos potenciales homicidas. Debemos ser conscientes de que sólo desde una medicina científica se puede podemos hablar de auténticas curaciones (aunque no lo admitan, ya que perjudicaría a su propio negocio y, hombre, tontos no son) y como hecho probatorio recuerdo al lector cómo ha aumentado la esperanza de vida del ser humano a lo largo de los últimos cien años, período a lo largo del cual la medicina se ha desarrollado espectacularmente, y cómo prácticamente se han erradicado, o al menos minimizado sus efectos, enfermedades que tradicionalmente (nótese el uso del término tradicional y reflexiónese sobre las implicaciones de su uso) han sido, incluso, mortales.

Sin embargo ocurre un hecho muy curioso cuando se consigue la curación (y en ella media la acción médica y los productos milagro), en lugar de achacarse al tratamiento médico prescrito se le da todo el mérito al producto milagro en cuestión y entonces se envían cartas de agradecimiento, que son convenientemente extractadas para ser utilizadas como prueba de la efectividad del dichoso producto. Y bien pensado, en el caso de cartas críticas hacia el producto que, parece lógico pensar, deben existir: ¿qué ocurre con ellas? ¿no sería lógico, igualmente, publicitarlas? (que tontería acabo de decir). Parece decente ofrecer al posible futuro consumidor toda la información posible y si la opinión de un "usuario" a favor se considera información también debería ser información una opinión contraria, claro que posiblemente la palabra clave no sea precisamente “información”.

AGUAS MINERALES

Si pasamos a ver la oferta de "aguas" en el mercado vemos que ésta es enorme y, sin embargo, todas tienen una función común: calmar la sed y evitar la deshidratación de nuestro organismo. En mi opinión todas sirven, al menos, para esto (incluída el agua de Lourdes). Acabo de matizar con un "al menos" y lo hago en el sentido de que hay ciertas aguas que, en función de su contenido en sales minerales, pueden aportar "algo más a nuestro organismo" o al menos así nos las venden; me refiero en este apartado a la variedad de aguas minerales que podemos encontrar en el mercado o en la publicidad.

Como creo que un ejemplo puede aclarar algunas cosas hablaremos de un tipo de aguas que existen en el mercado, denominadas de mineralización débil, con un contenido muy bajo en sales minerales (especialmente en sodio) lo que según nos publicitan les confiere un efecto diurético beneficioso en personas con problemas de hipertensión.

Haremos unos cálculos planteándonos si el consumo de este tipo de agua puede ser necesario para personas hipertensas o si bien no deja de ser una mera cuestión publicitaria. Otra cuestión a analizar sería el posible efecto placebo.

Veamos: el sodio pertenece, dentro de las sales minerales, al grupo de los macroelementos (se deben incorporar al organismo en dosis relativamente elevadas, hablaríamos de un orden de magnitud de 1 gramo aproximadamente); su función es, principalmente, regular la cantidad de agua en nuestro organismo; y lo ingerimos, no sólo como componente de la sal sino que se encuentra en la mayor parte de los alimentos. Un agua que esté mineralizada normalmente, en un análisis típico, podría contener en torno a 20 mg de Na por cada litro, así una persona que consuma 4 litros de agua al día (que ya es consumir) estaría ingiriendo unos 80 mg de sodio procedente del agua, si pensamos que una cantidad de sodio ingerido nada excesiva podría estar en torno a los 3 g (3000 mg) diarios estaríamos hablando que este agua típica aporta un 2.7% del sodio necesario diariamente, si hacemos la misma operación para un agua débilmente mineralizada (que contendrá aproximadamente 5 mg Na/litro) obtendremos que el porcentaje de sodio aportado por el agua (para un consumo de 4 litros) se reduce a un 0.7 %. Porcentualmente el descenso se podría calificar de espectacular pero dentro del consumo diario tan poco es un 3% como un 1 %; es decir para una reducción del nivel de sodio deberíamos recurrir a otras fuentes cuyo contenido sea mucho mayor, como dato esclarecedor indicaremos que consumir 100 g de espinacas cocidas (sin sal añadida) supone una ingesta de sodio superior a la de los 4 litros de agua mineralizada y no he visto ningún anuncio publicitario alertando sobre los efectos devastadores de las espinacas sobre los hipertensos.

En fin, que me parece prudente pensar que tomar un tipo u otro de agua no nos va a solucionar problemas de hipertensión,

Otra "perla" que últimamente se ha visto por ahí hace referencia a una agua mineral cuyo contenido en calcio es muy alto, se dice en la publicidad de la misma que eso la hace muy buena para la salud de nuestros huesos. En primer lugar debemos señalar "de dónde" procede el calcio contenido en el agua: del carbonato de calcio disuelto en la misma (para los crean que diremos que el mármol es, esencialmente, carbonato de calcio) y es, la cantidad de carbonato de calcio contenida en agua, quien nos da una medida de la dureza del agua. No es que eso sea, en principio, mucho problema (de hecho una buena parte de los suplementos de calcio prescritos por médicos en el tratamiento de deficiencias contienen esencialmente este compuesto) si bien pudieran considerarse como mejores fuentes de calcio otras sales del mismo más solubles como el citrato.

Sobre la utilidad sobre nuestros huesos es muy importante saber que no todo el calcio que ingerimos pasa a formar parte de nuestros huesos, es más para que este se fije a los huesos es necesaria la intervención de una vitamina, la D, que ésta se encuentra en muy pocos alimentos como tal y que nuestro cuerpo, para sintetizarla, necesita de la luz solar.

Además conviene señalar que el aporte que de un análisis de las aguas minerales en el mercado el contenido en calcio no suele superar los 100 mg/l, un vaso de leche nos aporta en torno a los 300 mg, de manera que para obtener un suplemento de calcio casi mejor que recurramos a la leche. Así no es que considere despreciable el aporte de calcio del agua, seguro que puede ser útil a nuestro organismo, pero de ahí a decir que consumir una determinada marca fortalece nuestros huesos me parece que media un abismo.

Tampoco quisiera dejar de recordar algunas tonterías (o barbaridades con mala intención) que la que se decía en algunas publicidades como que cierta agua "te aligera", si acaso te aligerará el bolsillo porque es más cara, pero poco más. Es más, me parece desaprensivo, con el problema de salud que supone la anorexia el plantear siquiera que el agua engorde o adelgace.

En relación con las aguas minerales quisiera mencionar, siquiera de pasada, las llamadas aguas termales y los tratamientos que se llevan a cabo en los balnearios. Sus beneficios son indudables pero me gustaría plantear si dichos beneficios proceden de la relajación, la sensación de que se nos está cuidando, los masajes (indicados y realizados por profesionales, si es el caso) más que de las propias "efectos medicinales" del agua con que se trabaja en el balneario.

Para finalizar y como conclusión des este breve análisis de esta oferta de aguas minerales solo quisiera recordar de nuevo que no debemos creer ciegamente en lo que la publicidad de las distintas marcas nos dice. Y es que, si nos atenemos a lo que expresa la Organización Mundial de la Salud (OMS), ésta es incapaz de aportar ninguna prueba convicente de los beneficios para la salud que el consumo de las aguas minerales pueda suponer. ¿Significa esto que es absurdo consumir aguas minerales? Probablemente no, ya que pueden representar una garantía de pureza, química y bacteriológica, sobre todo cuando viajamos. Y también a modo de conclusión hacer hincapié en la necesidad de ser muy escépticos con todos los mensajes publicitarios (no sólo en lo que toca al agua) ya que su función no es en ningún caso la de ofrecer información (aunque parece que en algunas campañas es lo que se parece pretender) sino fomentar el consumo de una determinada marca: la que se gasta el dinero en el anuncio.

AGUA MAGNÉTICA

Desde luego el magnetismo tiene algo de misterioso, incluso de esotérico, eso de que dos objetos (imanes) puedan, sin tocarse, atraerse o repelerse; que se pueda coger (sin tocar) un pequeño trozo de hierro; que una aguja imantada señale siempre al norte; . . . desde luego son experiencias que tienen algo de mágico, más cuando la mayoría de los mortales ignora qué hay detrás de este fenómeno físico: ¿quizá porque las clases de física son muy aburridas?

Quizá este halo de misterio sea lo que provoque que cualquier otro milagro asociado al magnetismo sea aceptado acríticamente. Así existen en el mercado desde pulseras magnéticas y aparatos para magnetizar el agua o la gasolina, a plantillas para los zapatos magnéticas o colchones magnéticos. ¿Para qué sirven? Según sus patrocinadores: prácticamente para todo. ¿En qué se basan? En nada.

Me gustaría empezar matizando la contundencia de la última afirmación: ningún producto de los que se ofertan con el apellido de magnético procede de una investigación científica previa que avale la validez de las afirmaciones que se hacen del producto en cuestión. Todas las justificaciones son a posteriori y, en su mayoría, se reducen a testimonios de clientes satisfechos sin que se pueda aclarar si la satisfacción puede achacarse toda al "milagro magnético" o a otros factores no controlados (la extrañeza que en mí provoca la NO existencia de clientes insatisfechos, y a la que ya hice mención más arriba, vamos a dejarla a un lado). El procedimiento que a mí me parece adecuado para comercializar productos (más aún relacionados con la salud) debería ser el siguiente:

1) Una investigación llega a una conclusión según la cual un cierto tratamiento: meter imanes en agua, pasear un vaso de leche en bicicleta, poner imanes en un colchón, . . . provoca un cambio en la sustancia original (agua, leche, colchón, . . . ) y como consecuencia de dicho cambio esta sustancia es capaz de solucionar unos ciertos males mediante un mecanismo que es posible establecer.

2) Se elabora y comercializa el procedimiento avalado por dicha investigación.

En los casos que estamos tratando el procedimiento empieza por el final, y el primer punto se limita a agarrarse a cualquier clavo ardiendo que justifique lo que se quiere vender, aunque en la mayoría de las ocasiones carezca de verosimilitud: todo sea por explotar la ignorancia de los consumidores.

Intentaré a continuación explicar algunas ideas sencillas sobre el magnetismo tal y como se entiende desde la Física, ámbito en el que es una interacción más como lo pueden ser la eléctrica o la gravitatoria. Incluso podemos añadir que se encuentra más firmemente sustentada que la gravitatoria (que sin embargo no nos resulta nada misteriosa), ya que existe una teoría (la Electrodinámica Cuántica) que da cuenta del magnetismo a nivel microscópico con una precisión difícilmente igualable. Es decir, para la Física es un fenómeno perfectamente comprendido, lo cual no significa que sea totalmente accesible a un público general sin una base matemática mínima.

De manera sencilla podemos decir que el magnetismo tiene su origen en el movimiento de cargas eléctricas: una carga eléctrica que se mueve produce un campo magnético.

Que una carga eléctrica esté en movimiento no es nada extraño, nuestro mundo material está formado esencialmente por átomos y normalmente es conocido que estos son esencialmente unos electrones (cargas eléctricas negativas) que se "mueven" alrededor de un núcleo formado por protones (cargas eléctricas positivas) y neutrones (sin carga eléctrica); si además tenemos en cuenta que los átomos no suelen estar quietos (cuánticamente resulta imposible debido al Principio de Incertidumbre de Heisenberg) salvo que nos encontremos una temperatura de 0 K (unos 273.14 ºC bajo cero), lo cual está expresamente prohibido por el Tercer Principio de la Termodinámica, de manera compatible con lo anterior. En definitiva, podemos concluir que la existencia de cargas en movimiento, y por tanto el magnetismo, es habitual en nuestro Universo.

Ahora bien, comenzábamos diciendo justamente lo contrario, que el magnetismo es algo extraño, mágico y casi sobrenatural ¿qué pasa? ¿ya está la física con sus excepciones? (una de las mayores estupideces que oído, refiriéndose a la ciencia, es la dichosa frase: "la excepción confirma la regla"; en ciencia es más razonable pensar que la excepción puede echar por tierra la regla). La explicación a esta aparente contradicción requiere un mejor conocimiento del campo magnético: teniendo en cuenta que es una magnitud vectorial, es decir, que para establecerla perfectamente no basta con indicar su valor sino que es necesario conocer la dirección y el sentido de la misma (de forma análoga a la velocidad en la que no es suficiente con indicar que nos estamos desplazando a 100 km/h, debo señalar por qué carretera, digamos la A-92, y en qué sentido, hacia Sevilla o hacia Almería).

Según lo anterior, los campos no se sumarán sin más, como patatas. Habrá que tener en cuenta las distintas orientaciones (como ejemplo, dos campos iguales pero en sentidos opuestos se anularán). Así, si tenemos en cuenta que los distintos campos individuales se pueden producir, en principio, en cualquier dirección y sentido, sin que haya ninguna privilegiada, es lógico suponer que la suma de todas las contribuciones parciales se anulará (lo contrario indicaría alguna dirección privilegiada), más aún si tenemos en cuenta que estamos hablando de un orden de 1025 (¡un 1 y 25 ceros detrás!) de contribuciones de partículas cargadas en movimiento, estaríamos hablando de una muestra estadística bastante "representativa". Por tanto a nivel macroscópico, por el que nosotros nos movemos habitualmente, el magnetismo no es excesivamente habitual.

A continuación y, para el caso que estamos tratando, nos interesa conocer cómo se comporta un material frente a un campo magnético., más concretamente el agua. A grandes rasgos, según su comportamiento, los materiales se clasifican en paramagnéticos, diamagnéticos y ferromagnéticos; el agua estaría dentro del segundo grupo, nos centraremos por tanto en este.

Cuando se somete un material diamagnético a un campo magnético (si queremos decirlo en palabras no rebuscadas: cuando acercamos un imán a una sustancia) dentro de ésta se produce una reacción que tiende a oponerse al campo externo, es decir, los pequeños imanes que forman la sustancia dejan de distribuirse al azar para hacerlo en una "dirección privilegiada" igual a la del campo, pero de sentido opuesto que le hemos acercado. Es de destacar, además, que esta reacción es muy débil (unas 100000 veces más débil que el campo externo en el caso del agua) y que desaparece al desaparecer éste. Podemos decir que los electrones que forman las moléculas de agua ajustan ligeramente sus movimientos, produciendo un campo magnético unas 100000 veces más pequeño que el aplicado, una vez cesa el campo externo los electrones dejan de tener preferencia alguna por esa dirección y vuelven a su situación inicial.

El producir agua magnética viene a ser algo tan prosaico como hacer pasar agua cerca de un imán, produciéndose un efecto muy pequeño y asociado a la presencia del imán. Así no parece muy razonable pensar que el agua adquiere nuevas propiedades y mucho menos que estas la hagan capaz de actuar sobre nuestra salud. De igual manera, el acercar imanes a nuestro cuerpo (alrededor de un 70% es agua) no parece, en principio, muy lógico hacer una correlación con una mejora o empeoramiento en nuestra salud.

Lo que acabo de describir lo ha sido en grandes rasgos muy general y su única pretensión es eliminar la tendencia que podemos tener a ver lógica la asociación magnetismo y salud. ¿Existe alguna relación a pesar de lo anterior? Pues yo contestaría que, en caso de haberla, ésta no va a ser nada espectacular. En este sentido son muy numerosos los estudios que se han realizado sobre esta relación magnetismo, agua magnética y salud; evidentemente, cualquier conclusión sobre esta relación debe estar fundamentada en los mismos y no en comentarios u opiniones interesadas.

Recomendaría en este sentido un artículo de Mike R. Powell, publicado en el Skeptical Inquirer de enero/febrero de 1998, que se puede encontrar en la siguiente dirección de Internet: http://www.csicop.org/si/9801/powell.html es interesante no solo por su contenido sino por las referencias bibliográficas que contiene y que se pueden consultar.

AGUA DIALÍTICA

Dejo para el final una auténtica joya. El agua dialítica, el mismo nombre ya suena impresionante y lo que se cuenta de ella francamente no defrauda. De hecho, toda mi anterior exposición, que espero no sea excesivamente incompleta, la comencé a preparar a raíz de una referencia a algo denominado “agua dialítica”. La lectura de la información sobre la misma me hizo reflexionar sobre lo fácil que sería evitar estos camelos con un mínimo de cultura científica y un poco de sentido crítico (si bien el ejercicio de este último es complicado sin información). Para encontrar información en Internet: http://www.slackstone.com/p2.htm

Así que, para finalizar, y en homenaje a la mencionada agua dialítica quisiera comentar algunas de sus hilarantes propiedades.

1) ¿Qué pretenden vendernos como agua dialítica? Bien, nos hablan de sistema que aumenta la capacidad del agua como disolvente al modificar la estructura de la molécula. Esta propiedad provocaría una serie de "beneficios terapéuticos" a nivel renal, biliar, o en padecimientos como la gota ya que aumentaría la capacidad de disolver estas sales. Incluso esta afirmación que parece tan lógica requiere un estudio para confirmar si ese aumento de la solubilidad tiene efectos terapéuticos reales, en cuanto al método de aumentar esta solubilidad mejor verlo más adelante.
2) No hace falta entrar en un análisis muy profundo del tema para darse cuenta de que estamos ante un producto milagro más (milagro únicamente en el nombre). De toda la información sobre el producto sólo hay una indicación que merezca la pena seguir y es no abandonar los tratamiento médicos usuales y contrastados, más aún si tenemos en cuenta que con este producto lo único que estamos haciendo es convertir agua normal barata en agua normal cara.
3) Hacen mención a un informe sobre fotografías Kirlian del agua tratada y su variación con respecto al agua sin tratar. Lo de la fotografía Kirlian es una especie de cajón de sastre en la que todo entra y todo explica, si bien no hay demostrada relación directa de las mismas con propiedades de tipo alguno, y mucho menos curativas. Lo que desde luego ya termina por ser absolutamente cosa de locos es la deducción (a la vista de la fotografía) de la emisión de energía y, el colmo, de electrones, protones y neutrones; digamos simplemente que este hecho implicaría que habríamos convertido al agua en radioactiva, que en lugar de agua tendríamos "otra cosa" y lo que es peor: estaríamos ingiriendo un producto que emite todo tipo de radiación, lo que a la larga (o a la corta porque parece que es muy intensa) produciría la muerte ¡menos mal que todo esto es simplemente falso!
4) Como prueba de su credibilidad se habla de su inventor: el Reverendo Padre Jose Ignacio Martínez Álvarez, y se nos proporciona un resumen de su biografía, para mí una de las partes más memorables de la web.
5) No menos memorable es el fundamento del producto, baste como ejemplo el comienzo de la explicación: “Está basado en las leyes físicas”, debo ser demasiado escéptico pero con esta introducción me surge la vena de Hamlet: “Algo huele a podrido en Dinamarca”. El resto es un uso sin ton ni son de terminología física en la que cada concepto se usa de manera aleatoria.
6) Y, para no dejarlo pasar, el fundamento de las ampollas: microcristales de cloruro de sodio (sal común) y cloruro de litio (prima de la anterior y muy higroscópica). De ahí a que hay energía acumulada que se libera por un mecanismo misterioso, nada de nada.

3 comentarios

Juan Anguita -

Se me olvidaba, mi correo guende(arroba)supercable.es

Juan Anguita Acosta -

a) "Más que nada para podernos defender". Si lee bien, al principio, indico dónde se publicó el artículo y ahí se le informa del autor, o sea yo.

b) "se cree Dios". Es su opinión, y su opinión con respecto a mi persona me trae absolutamente sin cuidado. En cualquier caso, como recurso dramático está bien, a falta de otros...

c) "Nuestro producto se vende legalmente", ¿quién lo duda? ¿en qué parte digo que su venta sea ilegal o que debiera serlo? ahí ni entro ni salgo ya que no soy nadie.

d) "La información que facilitamos está suficientemente contrastada por científicos de varios países", pues yo me he hartado de dar vueltas por su web y no he encontrado ningún informe. Por otro lado, es posible que deba remitirme a la Fundación Nóbel, ya que la invención de la "laca-fijador" para moléculas quizá merezca su consideración.

e) ¿Qué pretende? Nada, ustedes dan su información y yo doy aquella de la que dispongo. Yo no gano nada con mi información y ustedes sí.

daniel j. yborra quesada -

Me gustaría saber quien ha escrito este texto. Lo menos que podía indicar es su nombre o dirección de e.mail, más que nada para podernos defender de quien se cree Dios.
Nosotros nos identificamos plenamente, nuestro producto se vende legalmente en España (y en otros países) desde hace 39 años, y sus resultados son eficaces. La información que facilitamos está suficientemente contrastada por científicos de varios países.
¿Que pretende?