Pruebas extraordinarias y Consejería de Educación
Desde la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía acaban de lanzar un proyecto de Orden para modificar el calendario de realización de las pruebas extraordinarias que entró en vigor el curso pasado como un adelanto de la LOCE. Independientemente de la conveniencia o no de dichas pruebas, la Consejería decidió el curso pasado que se realizaran durante el mes de junio: las clases terminaban el 22 de junio, y entre el 23 y el 25 había que recuperar las materias suspensas. Para mucha gente esto resultaba un poco paranoico: suspendo a un alumno por una trayectoria de 9 meses (evaluación continua, integrada en el proceso de enseñanza-aprendizaje, bla, bla) y ... dos días después lo apruebo, como que no...
Desde la Consejería se defendió esta postura, kafkiana a mi juicio, con argumentos no menos kafkianos y un pelín demagógicos: los hijos de familias con menos recursos no podrían costearse profesores particulares durante el verano..., como si los profesores no supiésemos qué actividades y trabajos enviar para que cada alumno pueda hacerlo por su cuenta y entregarlos en su momento, más aún sabiendo que en la situación actual del sistema educativo una inmensa mayoría de los alumnos que suspenden lo hacen por no haber trabajado durante el curso, ya que en caso de hacerlo el sistema prevee unos resortes para apoyar a aquellos alumnos con dificultades para alcanzar los objetivos.
Pues bien, en el citado proyecto de orden se prevee arreglar la situación (errónea a mi juicio) y se hace con un preámbulo divertídisimo, viene a decir: Después de un año de aplicación del citado precepto, esta Consejería de Educación entiende como idónea para las celebración de dichas pruebas extraordinarias las fechas mencionadas (se entiende junio) En todo caso, la autonomía de los centros [...] hace aconsejable regular la posibilidad de que, en determinadas condiciones, los Consejos Escolares de los Centros puedan trasladar la celebración de las mencionadas pruebas al mes de septiembre.
Traduzco: "La Consejería lleva razón, las pruebas deben ser en junio, pero si cada centro quiere cagarla por su cuenta pues que lo haga: es su problema". En fin, cambiando el dicho: Sostenella y enmendalla
Desde la Consejería se defendió esta postura, kafkiana a mi juicio, con argumentos no menos kafkianos y un pelín demagógicos: los hijos de familias con menos recursos no podrían costearse profesores particulares durante el verano..., como si los profesores no supiésemos qué actividades y trabajos enviar para que cada alumno pueda hacerlo por su cuenta y entregarlos en su momento, más aún sabiendo que en la situación actual del sistema educativo una inmensa mayoría de los alumnos que suspenden lo hacen por no haber trabajado durante el curso, ya que en caso de hacerlo el sistema prevee unos resortes para apoyar a aquellos alumnos con dificultades para alcanzar los objetivos.
Pues bien, en el citado proyecto de orden se prevee arreglar la situación (errónea a mi juicio) y se hace con un preámbulo divertídisimo, viene a decir: Después de un año de aplicación del citado precepto, esta Consejería de Educación entiende como idónea para las celebración de dichas pruebas extraordinarias las fechas mencionadas (se entiende junio) En todo caso, la autonomía de los centros [...] hace aconsejable regular la posibilidad de que, en determinadas condiciones, los Consejos Escolares de los Centros puedan trasladar la celebración de las mencionadas pruebas al mes de septiembre.
Traduzco: "La Consejería lleva razón, las pruebas deben ser en junio, pero si cada centro quiere cagarla por su cuenta pues que lo haga: es su problema". En fin, cambiando el dicho: Sostenella y enmendalla
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