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Los ratillos del güende

El código da Vinci

El código da Vinci Desde que vi que habían publicado el libro me llamó la atención y, supongo que inducido por la campaña publicitaria, pensé que me sería muy interesante leerlo. Pues sí, por fin lo he leído.

Bueno, tampoco es para tanta emoción, me planteé que me lo compraba del Círculo de Lectores (para ahorrarme unos céntimos) y me llegó el jueves. Así hay que reconocerle como primer mérito al libro que me ha enganchado, prácticamente lo he leído del tirón lo cual, para el tiempo que tengo y para tener 500 páginas, es mucho decir. La trama es muy amena, juega con los acertijos, con las situaciones "comprometidas" y con los finales de capítulo (te intercala otros "sucesos" cuando la situación se pone tensa) de manera que lo que uno piensa es: "leo un poco más y ya me entero.....". Vamos que como thriller es bueno, no entro en cuestiones de calidad literaria porque ni las conozco ni me parecen pertinentes en un libro como este: pensado como un mero divertimento con el que mejor no pensar mucho.

Tengo que reconocer que me la han pegado con el marketing, y me la han pegado a pesar de que yo ya era algo escéptico antes de leer la novela (que no es más que eso), pensaba que no serían para tanto lo escandaloso de las revelaciones, los hechos basados en la realidad..... y después de leerla: nada. La trama es simple, incluso se plantean algunas situaciones que se resuelven de una manera, a mi juicio, inverosímil; digamos que me da la sensación de que el autor se mete en algunos berenjenales (para incrementar la tensión) de los que no sabe cómo salir, de manera que las salidas son, por tontas e increíbles, inesperadas.

Presuntamente se es muy duro con la Iglesia Católica, con el Opus Dei (o eso nos venden), pero de nuevo nada, al menos a mi juicio. Para mí el autor camina siempre por la línea media entre la crítica y el guiño a la Iglesia, de hecho al final se revelan que ni unos ni otros son tan malos: la maldad queda reservada para un personaje, "El Maestro". Las revelaciones sobre el Opus se limitan a exponer el poder y la extensión de la Obra; la clasificación de sus miembros (se distingue entre numerarios y supernumerarios); menciona la autodisciplina a la que se somenten sus miembros; habla la figura del monje en el Opus, la primera vez que oigo hablar de ello (mucho me temo que no sea cierto, con lo cual la fidelidad que se expone al principio quedaría en entredicho); se menciona su poderío económico,... cuestiones, que en general son del dominio público o, al menos, del chismorreo público. En cuanto a la Iglesia Católica se presenta como una entidad que quiere separarse de las malas influencias del Opus para modernizarse, ¡uy! casi cuento el final. Vamos que conforme se va leyendo lo "escandaloso" del libro se va diluyendo y da que pensar: ¿marketing?.

Quizá lo más "arriesgado" (quizá lo único con algún fundamento), desde el punto de vista de la polémica con la doctrina católica, sea la referencia al Concilio de Nicea. Pero la simpleza con la que se expone cómo hasta esa fecha no se decide la "consustancialidad" entre Jesús y Dios-Padre lo hace tan light que ni siquiera merece la pena considerar arriesgada esa información. Digamos que si no se explica (ni siquiera se relaciona, y novelescamente hubiera sido también algo explotable) el arrianismo y otras herejías la cosa queda muy coja, sobre todo cuando se abunda tanto en otros detalles que desde un punto de vista histórico dejan mucho que desear.

También sería digno de mención el que se cuestione el papel de la mujer en la Iglesia Católica. De todas formas no creo que se den por aludidos.

Se plantea, también, la apropiación que la doctrina católica ha hecho a lo largo de la historia de numerosos mitos paganos, aunque se centra todo en un plan de Constantino y creo que la cosa es un poco más amplia. No está mal el hecho de que se pongan estas cuestiones sobre la mesa para que así el lector pueda plantearse otras lecturas que le permitan conocer un poco más de los orígenes de la ICAR, ojalá no quede todo en la anécdota (con la correspondiente creación de leyendas urbanas) y se profundice más en los planteamientos del libro que, como digo, son muy interesantes.

En definitiva, que es un libro entretenido, que se lee fácilmente sin necesidad de hacer ningún esfuerzo intelectual (más bien no es conveniente hacerlo) y que para nada responde a las espectativas creadas, ya que estas obedecen únicamente una campaña de publicidad francamente buena. Es más, me temo que los rechazos, por parte de sectores católicos, proceden más de una crítica a lo que ha publicitado que al contenido real del libro.

Terminaré haciendo un par de recomendaciones para aquellos a los que les guste este tipo de trama.

1) El péndulo de Foucault de Umberto Eco. No hay color ni en cuanto a la erudición con que se trata el tema de los templarios ni en cuanto a la calidad literaria.

2) La lápida templaria de Nicholas Wilcox (muy conocido por Juan Eslava Galán). Este libro me encantó, las referencias que se hacen a la provincia de Jaén son tremendas, y si no que alguien me lo cuente.

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